San Pedro de Atacama es todo lo que me contaron y más. Es lo que digo cuando me preguntan por mis impresiones sobre estas tierras. Es cierto que el desierto posee una belleza hipnótica, que el pueblo es bello y que enamora a quien camina por el. Es cierto que el costo de la vida es elevado, que el pueblo atacameño es gente que entiende muy bien su status de dueños de la tierra y no pierde ocasión para hacerlo valer, por ser suave con la actitud de muchos y muchas. Es un lugar místico y cargado de energía solar, mineral y ancestral. Y arriba quemando el sol…
He llegado en la temporada mala y no conozco a nadie que se quede sin sustento, por que verdad es además que el que quiere trabajar puede hacerlo con un poco de paciencia y voluntad. No se requiere nada mas para encontrar empleo. Las industrias gastronómica y turística abren las posibilidades de desempeñarse en diversas áreas, la mayoría dentro de lo que denomino labores físicas. Uno podría andarse de restaurante en restaurante renunciando cada semana en uno y en otro. Muchos acá viven de esa manera. En el rubro turístico, quizá el mas deseado por su comodidad y mayor constancia, es mas difícil entrar.
En la gráfica, se aprecia un día después de la lluvia en calle caracoles, principal arteria del pueblo
Es preciso hacer una aclaración. Este Oasis abraza a quien busca trabajo por la presencia constante de turistas de todo el mundo que vienen a vivir el desierto más árido del orbe y conocer al único pueblo que ha sido capaz de instalar su cultura en el. El desierto es una ventana al pasado que suscita la conservación de los vestigios, resultado de la sequedad y abundancia de minerales. Así es como podemos comprender la historia del pueblo que ha ocupado este terreno por miles de años: Lickan Antay, en relaciòn dialéctica con Tiwanaku, con el imperio Inca y mas tarde con el imperio español. Esto debe subrayarse: el pueblo atacameño se las ha visto con 4 imperios. El cuarto es el imperialismo económico, que hoy nos seduce a todos abriendo una enorme puerta a los viajeros y curiosos de muchos países, posibilitando la gran industria turística que a todos nos sirve
En mi caso, con casi un mes de habitar estos hermosos parajes, hay dos agencias de turismo interesadas en que me enrole en ellas, no por mi profesión, sino por que mi segunda lengua es el inglés. El resto es voluntad y dedicación; dedicación a conocer bien los atractivos turísticos, manejar un guión básico para guiar en terreno u ofrecer experiencias turísticas a los viajeros
Ronda por mi cabeza eso de la ventana al pasado. Para fraseando a Patricio Guzmán la astronomía y la arqueología están enamoradas del desierto de Atacama. No hay mejor lugar en el mundo para observar el cielo, una ventana por la cual podríamos acercarnos al origen del cosmos, si es que es lícito encerrar en una palabra tan humana, por ende pequeña, al universo entero. Comprender el origen de aquello que observamos en el espacio me parece de una vanidad extrema. Cuando caminaba a mi pieza esta noche con mi mirada clavada en la inmensidad, hoy en día sin ocupar linterna para caminar en la oscuridad sin luna, no teorizaba sobre el origen de todo aquello que observo. Una especie de modestia natural solo me hace sentir las estrellas, distinguiéndolas de los planetas, esperando la aparición de aquellas fugaces por las cuales aún reacciono pidiendo deseos como un niño.
Vivir en San Pedro de Atacama permite acceder cuando uno quiera a todos los atractivos patrimoniales, como el que se ve en la fotografía, el «Valle de la Muerte»